martes, 17 de diciembre de 2013

Calles de barrio


 Calles de barrio

Fue todo tranquilo, se escuchaban las pisadas de los cuatro correr por la vereda, bajar a la calle, mis manos se agarraron de un alambre tejido y saltamos, el alambre se movía, el apuro por escapar superaba cualquier posibilidad de evaluar riesgos. en la esquina, Mariano hizo el gesto de detenernos, todos en el apuro lo hicimos, no escuchábamos nada, no había persecutores. la calle se volvía polvorienta con el ripio aplastado por los autos, ahí se adueñaban nuestros pies del terreno, eramos roqueros, una banda de metal demostrando lo peligrosos que éramos, una gavilla de ganster, matones de medio pelo arrastrando los muertos y dejando tras de sí, eso, crímenes, prontuarios, policías ofuscados. En la calle eramos todo, aún si nos agarraba el vecino al que le rompimos los vidrios con las gomeras. Se lo merecía, nunca devolvía las pelotas, su perro parecía entrenado, apenas caían en su patio desde la plazita, las masticaba. La felicidad nos envolvía, aún al ver el gesto de odio y duda del vecino, preguntándose si fuimos nosotros realmente.
Mariano tenía alma de lider, nosotros lo dejábamos, había veces, la mayoría que traía buenas propuestas. Aquella noche junto al fuego, mientras jugábamos con las chispas que caían en los pastos secos del baldío, sacó el papel y dijo: -Esto es en diez días y tenemos que hacerlo.

El fin del mundo

 El fin del mundo


Manuel miraba el fuego detrás de la mampara de cristal, no se veía mucho más allá de los escombros. Se había preparado para el fin del mundo pero eso no sucedió, primero, fue solo el fin de la humanidad.


Carlos Ariel Genco

martes, 13 de agosto de 2013

Brazas calientes

 Brazas calientes


Bajo la ceniza caliente
hay un anagrama indescifrable,
palabras de derecho y de revés,
signos que no conforman el sentido.
Bajo la ceniza caliente
aún arde
el dolor de los que olvidaron,
la cara muda de los que no quisieron ver,
la mirada ausente de cara que ya no ve.

El mundo se inflama, llamea,
las lenguas de fuego
cortan los pocos caminos que quedan enteros.
Ya ninguno se pregunta para dónde caminar
sino por qué y otros por qué,
y las palabras terminan en un crucigrama,
en la imagen viva del mundo incendiado.

No hay más mañana, ni recuerdos,
ni besos, ni esperanzas.
La mano ya no planta ni cosecha,
los bits se apagan derretidos,
las lámparas bajo consumo
poco a poco
se extinguen hacia la oscuridad
de un mundo  que necesita abandonar
los seres que corroen su corteza.

Ariel Genco  13/8/13

miércoles, 10 de abril de 2013

Sea a modo de presentación

Decidí poner en marcha un blog para las poesías, cuentos, relatos, reflexiones y demás que me rondan de vez en cuando. Lo hago contrapuesto a uno que inauguré para lengua y literatura, http://literaturaviedma.blogspot.com.ar. Toda formalidad amerita su antítesis que está aquí presente, salute y buena lectura para todos. en breve iré subiendo material. Qué disfruten este lugar para extirpar mi literatura, Carlos Ariel Genco, Viedma, Río Negro, Argentina.

martes, 9 de abril de 2013

Fuego titular


 Fuego titular



Arde el mundo,
caminamos llameantes sobre la tierra caliente.
Personas humeantes
me miran sin ver, devorados vivos.
niños callados,
lenguas amputadas,
sonidos discordantes,
ojos dilatados,
todo sigue así,
tras el rojo uniforme,
tras la cara de no digo nada,
soy la más amable, señor,
tras todo sigue así.
Si, yo estuve ahí,
lo vi, me vi , te vi,
no había un nos,
ni un nadie que rescatara.
La máscara muda a gritos,
sus ojos simulaban una persona,
tras el abandono de esclavo,
dijo, dijiste, acompañe el dicho:
-Aquí tiene su hamburguesa, señor.
Mis ojos no vieron,
solo la billetera que pagaba,
la tarde que le quedaba al día,
el mañana que acercaba el trabajo.
No vi como arde el mundo, crudo,
vi sin ver y me alejé,
humeando,
hacia una mesa.

Ariel Genco, 9/4/13